Video de la Ponencia «Liderazgo y Adversidad» por el profesor D. Santiago Álvarez de Mon. I Simposio del Instituto Español de Resiliencia: «Fruto de los avances de la Neurociencia al servicio de las empresas»

La salud física y mental es un asunto que debería importar, y mucho, a todos los empresarios. Con algunos cambios en el sistema de trabajo diario se puede reducir considerablemente el absentismo por trastornos derivados del estrés. Según Reyes Rite, presidenta del Instituto de Resiliencia y Desarrollo Emocional y consultora y especialista en ‘coaching’ ejecutivo, «el empresario debería preocuparse por dar a sus trabajadores el mejor ambiente de trabajo posible. Hay muchos estudios que demuestran que invertir en estos aspectos es invertir en el propio negocio». Grandes ventanales que proporcionen luz natural, muebles ergonómicos que se adapten a la anatomía del trabajador y al tipo de trabajo, tonos cálidos en las paredes que propicien un ambiente de concentración. «Las posibilidades de inversión y de mejora van a ser diferentes en cada caso, pero el empresario debería ponerse en manos de un experto. Muchas veces no se hace necesario gastar mucho para mejorar el ambiente de trabajo», explica Rite.
Según diversos estudios, y en opinión también de esta experta, trabajar, por ejemplo, en un ambiente con mala ventilación o mal iluminado puede ser fuente de depresiones y procesos de estrés entre los trabajadores. Además, añade Rite, «el estrés son ondas, vibraciones y energías negativas que rebotan, que pueden propagarse, de manera contagiosa, entre los trabajadores de una empresa».
Mejorar la resiliencia
Cuando la adversidad llega, lo único que resta hacer es tratar de sobreponerse a ella. Es entonces cuando hay que poner en marcha los mecanismos aprendidos a través del conocimiento de la resiliencia. Apunta Rite que esta novedosa ciencia, nacida a comienzos del siglo XX en Estados Unidos, corresponde, en realidad, «a la capacidad que tenemos los seres humanos para, no solo superar la adversidad, sino, también, sobreponernos a través de ella». Desarrollar estrategias de resiliencia supone, para las personas, contar con herramientas que ayuden a mejorar la resistencia de su sistema inmunológico y emocional, lo que, a su vez, repercutirá en el aumento de la productividad en el trabajo. «y en el recorte de las bajas, que, muchas veces, manifestadas en forma de resfriados y anginas, esconden situaciones de estrés que desembocan en esas bajas laborales tan costosas para el empresario».
Inmersos como estamos, sobre todo en Occidente, en una crisis económica que tanta incertidumbre y vulnerabilidad empresarial y personal provoca, se ha acabado por recurrir a la resiliencia como una suerte de salvavidas. Rafaela Santos, neuropsiquiatra y presidenta de la Fundación Humanae y del Instituto Español de Resiliencia, después de definir resiliencia «como…

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Ahora en España, hablar de resiliencia se ha puesto de moda. En una coyuntura de crisis e incertidumbre económica y ante la vulnerabilidad personal y empresarial que atravesamos, la resiliencia es como un salvavidas psicológico. Efectivamente es una característica positiva de la personalidad que permite la adaptación del individuo al entorno adverso.

Resiliencia es un término frecuentemente usado en la física de los materiales, para referirse a la capacidad de cada material de recuperar su forma original después recibir un impacto o ser golpeado, presionado, doblado, estirado o comprimido. El mismo término referido a la persona se puede aplicar como la capacidad de recuperación de una enfermedad o de un golpe de la vida, saliendo fortalecido de esta circunstancia adversa. Esto implica un enfoque positivo en el desarrollo de la personalidad.

En términos absolutos, no se puede hablar de que uno es más o menos resiliente que otro, como si se tuviera un elenco de cualidades medibles. Más bien es un desarrollo de capacidades que permiten a la persona adaptarse proactivamente ante la adversidad generando recursos para integrarla en el proyecto de vida del individuo. Se puede decir que es un desarrollo adaptado para afrontar situaciones que pueden ser de crisis.

Crecer en la adversidad

El ser humano crece en la adversidad. La dificultad es necesaria en sí misma para el desarrollo, de tal manera que éste no existiría a falta de contrariedades porque no se aprende a moldear la respuesta adecuada. No es buena la actitud generalizada actualmente de evitar a toda costa el sufrimiento, porque esto no ayuda a un desarrollo maduro, ni propio ni de los menores.

Si solo vemos en la dificultad la cara negativa del sufrimiento, lo apartaremos radicalmente de nuestra vida y de las vidas de nuestros hijos, pero ese camino es el mayor riesgo para hacernos muy vulnerables, sin respuestas ante los retos que nos depare el futuro.

Ante cualquier acontecimiento adverso podemos…

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