Rafaela Santos es Presidenta del Instituto Español de Resiliencia, de la Fundación Humanae y de la Sociedad Española de Especialistas en Estrés Postraumático. Médico, especialista en Psiquiatría, con doctorado en Neurociencia. Combina la práctica clínica con la docencia en distintos Universidades y Escuelas de Negocio, en España y México, y coordina la certificación en Resiliencia y varios Postgrados en Neurociencia, Trauma y Resiliencia. Es autora del libro “Levantarse y luchar, cómo superar la adversidad con la resiliencia”, editado en España, México y Argentina, Premio KnowSquare al mejor libro de empresa 2013.

Aunque no puedes evitar sufrir una experiencia traumática, sí que debes ser consciente de que está a tu alcance responder emocionalmente a dicha experiencia. En este sentido los pilares de la resiliencia hacen posible que aprendas a fortalecerte y a mitigar los estragos de cualquier experiencia negativa.

De nada sirve preguntarte una y otra vez por qué me ha pasado a mípor qué la desgracia se ha cebado conmigo. Por mucho que te hagas estas preguntas nunca hallarás respuesta.

Por tanto, de lo que se trata es de afrontar la adversidad con la determinación de poder superarla. A partir de aquí, ¿cuál es la respuesta que debes hacerte tras una mala experiencia? La pregunta que debes hacerte es

¿Y ahora qué?

Esta es la pregunta que te permitirá reconstruirte por dentro y fortalecerte.

Los pilares de la resiliencia. ¿Qué necesitas para ser una persona resiliente?

1. Autoconocimiento.

Ser una persona resiliente pasa por hacer un ejercicio de introspección, es decir, debes ser capaz de observarte y conocerte a ti mismo.

2. Motivación.

La motivación es un elemento esencial para proporcionar a tu vida un sentido. Lo importante es ser capaz de visualizar un proyectoo, lo que es lo mismo, pensar cómo quieres que sea tu vida a corto, medio o largo plazo. Y una vez sepas hacia dónde te quieres dirigir debes tener la determinación y la perseverancia para no abandonar pese a los obstáculos que encuentres en tu camino.

3. Autocontrol.

El autocontrol o regulación emocional consiste en afrontar los problemas huyendo del victimismo. Una persona resiliente es capaz de controlar sus impulsos y sus emociones. Además, puede afrontar los problemas desde una determinada perspectiva y tomar decisiones y asumir responsabilidades.

4. Autonomía.

Tomar distancia emocional y física ante una adversidad es otro rasgo de una persona resiliente. La autonomía emocional permite fijar límites entre tú y la adversidad.

5. Confianza.

La persona resiliente tiene confianza en sí misma y en los recursos que es capaz de gestionar frente a una adversidad. La confianza viene dada de una adecuada autoestima y también se caracteriza por tener iniciativa y asumir responsabilidades.

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