Ahora en España, hablar de resiliencia se ha puesto de moda. En una coyuntura de crisis e incertidumbre económica y ante la vulnerabilidad personal y empresarial que atravesamos, la resiliencia es como un salvavidas psicológico. Efectivamente es una característica positiva de la personalidad que permite la adaptación del individuo al entorno adverso.

Resiliencia es un término frecuentemente usado en la física de los materiales, para referirse a la capacidad de cada material de recuperar su forma original después recibir un impacto o ser golpeado, presionado, doblado, estirado o comprimido. El mismo término referido a la persona se puede aplicar como la capacidad de recuperación de una enfermedad o de un golpe de la vida, saliendo fortalecido de esta circunstancia adversa. Esto implica un enfoque positivo en el desarrollo de la personalidad.

En términos absolutos, no se puede hablar de que uno es más o menos resiliente que otro, como si se tuviera un elenco de cualidades medibles. Más bien es un desarrollo de capacidades que permiten a la persona adaptarse proactivamente ante la adversidad generando recursos para integrarla en el proyecto de vida del individuo. Se puede decir que es un desarrollo adaptado para afrontar situaciones que pueden ser de crisis.

Crecer en la adversidad

El ser humano crece en la adversidad. La dificultad es necesaria en sí misma para el desarrollo, de tal manera que éste no existiría a falta de contrariedades porque no se aprende a moldear la respuesta adecuada. No es buena la actitud generalizada actualmente de evitar a toda costa el sufrimiento, porque esto no ayuda a un desarrollo maduro, ni propio ni de los menores.

Si solo vemos en la dificultad la cara negativa del sufrimiento, lo apartaremos radicalmente de nuestra vida y de las vidas de nuestros hijos, pero ese camino es el mayor riesgo para hacernos muy vulnerables, sin respuestas ante los retos que nos depare el futuro.

Ante cualquier acontecimiento adverso podemos…

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