Resiliencia

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• En Ingeniería, la resiliencia de un material es la capacidad de absorber energía antes de comenzar a deformarse plásticamente

• Para la Traumatología es la capacidad del tejido óseo de crecer en sentido correcto después de una fractura

• La palabra resiliencia, del latín RESILIRE, significa comprimirse o rebotar como un muelle

• En la psicología clásica está muy relacionada con la capacidad de recuperación ante crisis emocionales

• Para la psicología positiva es la capacidad de recuperación y de crecimiento postraumático

• Según la Neurociencia, la resiliencia es la capacidad para afrontar una situación adversa, superarla y salir fortalecido

La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad creando los recursos psicológicos para salir fortalecidos y alcanzar un estado de excelencia profesional y personal.

La resiliencia es la capacidad humana de afrontar situaciones difíciles, saber sobreponerse a ellas e incluso salir fortalecido, transformado por las experiencias adversas. Tiene mucho que ver con la consistencia cognitiva y emocional.

Es una cualidad innata pero también se considera un proceso dinámico y por tanto se puede desarrollar como una capacidad de adaptación a entornos adversos sin generar un nivel de estrés negativo.

Desde un punto de vista organizacional, la resiliencia es un requisito indispensable para lograr el éxito empresarial en entornos altamente competitivos. La resiliencia de una empresa es su capacidad de poder recuperarse rápidamente de situaciones difíciles, de disponer de resortes para reponerse y reacomodarse ante los retos cambiantes del entorno e incluso de aprovechar dichas circunstancias para triunfar. En cualquier caso, es una cualidad necesaria para una empresa que quiera liderar su mercado a nivel mundial.

Las empresas resilientes son aquellas capaces de absorber cambios y rupturas, tanto internos como externos, sin que por ello se vea afectada su rentabilidad y que incluso desarrollan una flexibilidad tal que, a través de procesos de rápida adaptación, logran obtener beneficios extras, sean éstos pecuniarios o intangibles, derivados de circunstancias adversas y/o imprevistas.

El empleo de las expresiones resiliencia y resiliencia organizacional proviene de observar que no todas las personas o empresas reaccionan de la misma manera cuando atraviesan o han atravesado circunstancias difíciles o desastres, tanto naturales como provocados por la mano del hombre. Algunas no los superan y desaparecen; otras recuperan las fuerzas y el espíritu, tal como señala la explicación del diccionario, y restablecen o mejoran la situación anterior a tales acontecimientos.

Es ser capaz de generar reacciones internas positivas para afrontar entornos negativos o amenazantes.

Las personas resilientes tienen un común denominador: han desarrollado un alto nivel de confianza en sí mismos y se proyectan hacia adelante para conseguir los objetivos que se han propuesto, porque saben que pueden conseguirlos.

Son constantes y perseveran hasta lograr la meta y se adaptan a la situación difícil buscando proactivamente la salida.

La resiliencia está relacionada con la autoconfianza, la flexibilidad, la orientación al logro y la perseverancia:

  • Autoconfianza que lleva a la anticipación porque permite leer la realidad de una manera distinta
  • Alto nivel de flexibilidad que permite actuar de forma distinta basándose en la adaptabilidad
  • Fuerte orientación al logro
  • Perseverancia

Estas son algunas cualidades básicas de las personas resilientes. Las estrategias que utilizamos para superar una dificultad se convierten en recursos adquiridos para afrontar otros retos mayores

¿Cómo puedo hacer que mis colegas de trabajo y las personas de mi equipo sean más resilientes?

Desarrollar la resiliencia es un proyecto de alto valor añadido que implica trabajar sobre aspectos muy profundos, como por ejemplo autoconcepto moral, la autoestima, la autoregulación emocional, la percepción desarrollada a partir de las experiencias vitales, la responsabilidad, etc.

El modo de afrontar una situación adversa depende tanto de la parte genética como de lo desarrollado por la propia experiencia y educación ambiental. Tan importante es un aspecto como otro para el resultado final.

Nuestro consejo es que nos contacte directamente o por lo menos lea dentro de nuestra web para hacerse su propia composición de lugar sobre lo que implican tales cambios.

Todos tenemos una potencialidad innata para ser resilientes, pero cada uno tiene un potencial configurado por su base biológica cerebral y por el desarrollo de capacidades.

El cerebro biológico es el sustrato del funcionamiento neuronal en respuesta a nuestros distintos pensamientos. Existen diferentes mediadores neuroquímicos que incluyen una variedad de neurotransmisores: serotonina, noradrenalina, dopamina y hormonas que influyen en el comportamiento emocional.

La corteza prefrontal está implicada en la motivación y búsqueda de satisfacción poniendo en marcha los circuitos del placer mediante el cumplimiento de metas. Cuando está inhibida la amígdala cerebral, se inhiben estos mecanismos potenciadores con la consiguiente incapacidad de experimentar motivación. Cuando los pensamientos son negativos, se genera cortisol en exceso y se ponen en marcha los circuitos de la ansiedad y el miedo, contrariamente a cuando el pensamiento es de placer que se genera oxitocina, llamada la hormona de la confianza.

Por tanto, vemos que hay cerebros bioquímicamente más resilientes que otros por el tipo de neurotransmisores que fabrican según su forma de pensar pero también se conoce que existe un tercio de la población que nace con un gen transportador 5HT2 que se considera un factor de protección frente a las situaciones adversas.

En otro sentido, está comprobado que cuanto mayor sea la capacidad intelectual para procesar un trauma, la persona tendrá mayor capacidad para elaborar su resiliencia frente a los factores estresantes

Se considera que las personas más resilientes suelen ser equilibradas frente a las situaciones de incertidumbre y estrés, soportan mejor la presión y se enfrentan a los retos con mayor compromiso y proactividad. A su vez esto les permite una fuerte sensación de control sobre los acontecimientos y sana autoestima que les permite estar mas abiertos a los cambios porque toleran mejor la incertidumbre porque tienen la seguridad de que saldrán adelante. Las personas que carecen de resiliencia quedan atrapadas en los circuitos del miedo, sintiéndose incapaces de adaptarse porque generan mayor ansiedad.

Sí, podríamos decir que el estrés es el fracaso de la resiliencia. La persona resiliente tiende a no generar estrés porque previene adecuadamente la incertidumbre así como sus consecuencias más patológicas.

La resiliencia se puede desarrollar dependiendo de las distintas etapas de la vida y de las experiencias biográficas de cada persona, pero el IER ha desarrollado un programa estructurado donde se desarrollan los 10 pilares de la Resiliencia

La resiliencia es un concepto dinámico y un resultado de saber afrontar los retos de la vida por lo que resulta difícil medirlo de forma absoluta. Hemos diseñado una Escala de Resiliencia compuesta de 50 items que mide el nivel de vulnerabilidad basándose en las 10 dimensiones específicas de la resiliencia. Esta herramienta determina el nivel de vulnerabilidad personal y específicamente señala las áreas que debemos reforzar.

Pueden ser las adversidades que nos afectan de manera profunda (desgracias personales o profesionales, serios problemas económicos, etc.) y, en general, cuando el estrés empieza a ser incontrolable indica la existencia de vulnerabilidad emocional y deficiente nivel de resiliencia

En el Instituto Español de Resiliencia podemos proporcionar información para que elija la mejor solución y, si lo desea, ayudarle a conseguirlo a través de sus programas específicos.

En casos específicos que necesiten atención clínica, los profesionales, psiquiatras y psicólogos de la Fundacion Humanae,uno de los principales partners del I.E.R., pueden hacer el seguimiento apropiado para prevenir las consecuencias de ansiedad o depresión derivados de problemas adaptativos.

(táctica del avestruz)

No, nunca huir del problema. Las conductas de evitación nunca llevan al refuerzo de una personalidad madura. Lo que sí recomendamos en el desarrollo de la resiliencia es evitar el exceso de conflictividad per se, pero siempre gestionar bien los conflictos, que no rehuirlos, forma parte del aprendizaje de la resiliencia.

Hay que entender la vida como un proyecto. En todo proyecto hay épocas de crisis y estas suponen, de una manera u otra, crecimiento y conquista. Ese esfuerzo es lo que aporta valor a las personas. Lo importante es no huir sino crecer.

Si. Aportar confianza a los demás es la mejor manera de generar seguridad en sí mismos y resiliencia. También se puede ayudar comprendiendo que las personas atraviesan procesos de cambio interior que pueden afectar temporalmente y necesitan el apoyo de figuras de referencia puntualmente.

Estas diferencias se notan más en momentos o coyunturas cambiantes, adversas, difíciles, que en momentos de bonanza: la organización resiliente resiste mejor la adversidad, sabe convertir más rápidamente las amenazas o problemas en oportunidades y en general da resultados, mientras que la que no lo es se embarranca con más facilidad, se obsesiona con lo negativo, perdiéndose en la gestión de los problemas, y en general vive en un estado de estrés generalizado.

El desarrollo de la resiliencia individual de los empleados tiende a aumentar la satisfacción con respecto al propio trabajo y por lo tanto mejora el clima laboral y más a largo plazo las prestaciones globales de la organización.

Si además la organización desarrolla la resiliencia sistémica de la empresa, entonces actúa directamente sobre los procesos y los desempeños y se refuerza la mejora de las prestaciones y del funcionamiento global de la empresa, sobre todo en coyunturas difíciles.